Derecho a la Intimidad
Los hogares tienen su estatuto privado que no se puede violar bajo ningún concepto. El hombre en su casa tiene su intimidad entre los suyos y nadie puede entrar en ella sin previo permiso de sus moradores. Dice el Altísimo:
«¡Creyentes! No entréis en casa ajena sin daros a conocer y saludar a sus moradores. Es mejor para vosotros. Quizás, así, os dejéis amonestar.»
(Corán, 24: 27).
Tampoco se puede entrar en casa alguna en ausencia de sus moradores, sin permiso concedido.
«Si no encontráis en ella a nadie, no entréis sin que se os dé permiso. Si se os dice que os vayáis, ¡idos! Es más correcto. Dios sabe bien lo que hacéis.»
(Corán, 24: 28).
El Islam se empeña en proteger la vida privada y su intimidad, incluso prohíbe la entrada a los miembros de la propia familia en las habitaciones particulares sin pedir permiso, incluso los niños impúberes y los criados no se les admite entrar en las habitaciones particulares, pedir permiso:
«¡Creyentes! Los esclavos y los impúberes, en tres ocasiones, deben pediros permiso ... » (Corán, 24: 58).
«Cuando vuestros niños alcancen la pubertad, deben pedir permiso, como hicieron quienes les precedieron ... » (Corán, 24: 59).
El Profeta, la paz sea con él, dice:
«Si uno de vosotros pide permiso tres veces y no se le concede, debe irse.»
Además de prohibir entrar en casa sin pedir permiso, también el Islam prohibió mirar en su interior.
Shail bin Sad relata:
«Un hombre miraba por el agujero de la puerta de la casa del Profeta, y la paz sea con él, cuando éste se peinaba; entonces le dijo: si supiera que estabas mirando, podría haber metido el peine en tus ojos, pues Dios impuso pedir el permiso por no mirar al interior de la casa.»
Transmitido Por Muslim.
Todo hombre tiene sus propios secretos que no quiere que los demás descubran, y por ello el Islam protege la intimidad personal y ordena respetarla. Y si uno viera u oyera algún secreto de otra persona debe ocultarlo:
«Vino un hombre a Ibn Mas'ud y le dijo: Fulano tiene su barba empapada de vino. Le contestó: El Islam nos prohíbe espiar a los demás, pero si el hecho es aparente lo tomamos en cuenta.»
Transmitido por Abu Daud.
La personalidad del Profeta |
La personalidad del Profeta. Mhaummad el Profeta, un hombre de verdad y de justicia. Muhammad era un hombre que amaba la verdad y la justicia y gobernaba de acuerdo a ello. No temía ser reprochado por aplicar la justicia. No halagó a nadie por su rango, dinero o linaje; por el contrario, apoyó al débil, y luchó contra el fuerte para devolverles sus derechos. Era muy justo, y se adhería a lo correcto siempre, sin favorecer nunca ni a los seres más queridos por él. Sucedió que una mujer eminente de la familia de Mekhzoum (una gran familia de la Meca en aquel momento), robó, por lo que se merecía un castigo por su crimen. Su familia fue a uno de los seguidores del Profeta, el más querido por él, para pedir el perdón del Profeta. Cuando Muhammad (la paz sea con él) escuchó la petición de su amigo más querido para perdonar a aquella mujer, se enojó mucho, por romper la santidad de la justicia después de haberse convertido en musulmán. Aisha dijo que Quraish estaba muy interesado sobre la mujer de la familia de Makhzoum, quien había robado, así que pensaron que nadie se atrevería a hablar con el Mensajero (la paz sea con él) en este caso, excepto Osama Bin Zeid, el más querido por el Mensajero. Osama habló con el Mensajero, quien contestó: “¿Has meditado en una de las leyes de Allah?” Luego se incorporó y dio un discurso hablándoles a las personas que las naciones que vivieron antes de ellos habían sido destruidas porque no habían castigado a los eminentes, sino que sólo habían castigado a los débiles cuando cometían algún crimen. Y juró que si su hija Fátima robaba, la castigaría. |
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