La mujer musulmana y su esposo
El matrimonio en el Islam
En el Islam, el matrimonio es un contrato bendito entre un hombre y una mujer por medio del cual cada uno se vuelve "lícito" para el otro, y ambos comienzan el largo viaje de la vida, en un espíritu de amor, cooperación, armonía y tolerancia, donde cada uno se siente cómodo con el otro. Y encuentra además, la tranquilidad, el contento, y la comodidad en la compañía del otro. El Corán describió esta relación de amor, armonía, confianza y compasión entre los hombres y las mujeres con los términos más conmovedores y elocuentes:
[Y entre Sus signos está haberos creado esposas de entre vosotros para que encontréis en ellas sosiego, y puso entre vosotros amor y misericordia...] (30:21)
Este es el más fuerte de los vínculos mediante el cual Allah une a los dos cónyuges musulmanes, quienes se juntan sobre las bases del amor, la comprensión, la cooperación y el consejo mutuo, y establecen una familia musulmana donde los hijos vivirán, crecerán, y desarrollarán el buen carácter y comportamiento enseñado por el Islam. La familia musulmana es el componente más fuerte de una sociedad musulmana, cuando sus miembros son productivos y constructivos. Y cuando se ayudan y alientan unos a otros, para ser buenos y justos, y para competir en buenas acciones.
La mujer correcta es el pilar, la piedra angular y el fundamento de la familia musulmana. Es vista como la mayor alegría en la vida de un hombre, como lo dijo el Profeta :
"Este mundo es solamente de conveniencias temporales, y el mejor consuelo en este mundo es una mujer piadosa".[1][1]
Una mujer justa es la mayor bendición que Allah puede dar a un hombre, gracias a la cual podrá encontrar el consuelo y el descanso después de una lucha extenuante por ganarse la vida en el trabajo. Con su esposa, él puede encontrar tranquilidad y placer incomparables.
La personalidad del Profeta |
La personalidad del Profeta. Mhaummad el Profeta, un hombre de verdad y de justicia. Muhammad era un hombre que amaba la verdad y la justicia y gobernaba de acuerdo a ello. No temía ser reprochado por aplicar la justicia. No halagó a nadie por su rango, dinero o linaje; por el contrario, apoyó al débil, y luchó contra el fuerte para devolverles sus derechos. Era muy justo, y se adhería a lo correcto siempre, sin favorecer nunca ni a los seres más queridos por él. Sucedió que una mujer eminente de la familia de Mekhzoum (una gran familia de la Meca en aquel momento), robó, por lo que se merecía un castigo por su crimen. Su familia fue a uno de los seguidores del Profeta, el más querido por él, para pedir el perdón del Profeta. Cuando Muhammad (la paz sea con él) escuchó la petición de su amigo más querido para perdonar a aquella mujer, se enojó mucho, por romper la santidad de la justicia después de haberse convertido en musulmán. Aisha dijo que Quraish estaba muy interesado sobre la mujer de la familia de Makhzoum, quien había robado, así que pensaron que nadie se atrevería a hablar con el Mensajero (la paz sea con él) en este caso, excepto Osama Bin Zeid, el más querido por el Mensajero. Osama habló con el Mensajero, quien contestó: “¿Has meditado en una de las leyes de Allah?” Luego se incorporó y dio un discurso hablándoles a las personas que las naciones que vivieron antes de ellos habían sido destruidas porque no habían castigado a los eminentes, sino que sólo habían castigado a los débiles cuando cometían algún crimen. Y juró que si su hija Fátima robaba, la castigaría. |
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